En un sábado extremadamente caluroso del verano porteño, nos recibió el director polaco Michal Znaniecki en el Bar La Poesía de San Telmo, en donde pareció sentirse a gusto entre clientes que demoran el sueño después de una larga noche y habitués que desayunan.
La excusa de encontrarnos próximos a una nueva edición -la quinta- del , del que Znaniecki es creador y director, resultó un trampolín perfecto para indagar sobre su vida artística y sus opiniones sobre la ópera.
Znaniecki es oriundo de Varsovia, Polonia. Se formó en la prestigiosa Academia de Arte Dramático de Varsovia, y luego se licenció en la Universidad de Bologna, para finalizar su formación académica en Milán. Ha realizado puestas en escena en muchos países de Europa y ha colaborado en distintos festivales de ópera como el de Israel en el desierto de Masada. Ha participado también en instancias de formación de artistas en numerosos países y ha recibido varios premios en su vasta trayectoria como director escénico.
Desde 2014 dirige el Festival de Ópera en Tigre (FOT), que consiste en una serie de producciones de ópera llevadas a cabo en la isla Kaiola Blue de la Primera Sección del Delta del Tigre, y proyecciones en pantalla de óperas realizadas por el director que se llevan a cabo en la Casa de la Cultura del municipio.
¿Por qué hacer un Festival de ópera como el del FOT? ¿Por qué Tigre?
Hay varios motivos, uno porque entendemos que hay que abandonar el teatro all’ italiana clásico. Trabajando en Israel, en el desierto, donde agua no hay para nada, y también en lugares con agua, creímos que había que trabajar en entornos naturales, porque la ópera ha nacido de rituales, desde una percepción distinta de la que tenemos ahora.
La opera antes de Wagner era una ópera de diálogo, de comunicación, de levantarse en el medio de un aria, por ejemplo. Era un evento social de muchas horas, en un momento en el que no había muchos lugares para socializar. Yo estaba haciendo una búsqueda para recuperar un poco esto, buscando lugares atípicos, y además, sucedía que en ése momento, hace ya algunos años, estaba también extremadamente cansado después de años de trabajo muy duros.
Es así que hablando con Plácido Domingo, una vez me dijo que si estaba tan cansado, y necesitaba encontrar algo importante, el lugar era Argentina y, sobre todo, el contacto con argentinos. Por eso, hice un recorrido por Argentina, desde los glaciares y la Patagonia, hasta el norte y las cataratas, y así encontré exactamente lo que me dijo Plácido Domingo, y lo que yo buscaba, que no era más que una medida del tiempo distinta, algo más fuerte, que me ha tocado mucho.
Y así, cuando vi el Delta del Tigre, en éste recorrido por el país, dije: es acá. Hay una energía muy importante, probablemente influida por haber sido un lugar de refugio en épocas de dictaduras, hogar de muchos artistas que se iban a aislar para crear en las islas, según supe después. Entonces, viendo cuánta gente va a Tigre, cuánta gente se queda en Buenos Aires en verano, y como inexplicablemente los teatros cierran, me he dicho que después del desierto (por el Festival que dirigí en Masada, Israel), con 50 grados y sin agua, éste era el lugar para mi próximo desafío, con un piano y una lancha.
A partir de ahí es que empezamos a buscar una nueva percepción de la ópera que en realidad es la vieja, en definitiva se trata de recuperar la vieja percepción del género. Imagínate que el que viene a ver el Festival hace un viaje por agua de una hora y media, aproximadamente, desde Puerto Madero, o de 45 minutos, también en lancha, desde el puerto de Tigre, dejando atrás la ciudad y prácticamente su mundo, bueno, es el sueño de todo artista. Y en la isla ha pasado esto, haciendo un esfuerzo, incluso psicológico, para estar ahí, mucha gente se maravilla desde el instante que llega.
¿Cómo se seleccionan artistas para un festival de estas características?
Ha pasado algo curioso respecto de esto. Este festival tiene la particularidad del entorno absolutamente natural, sin amplificación de ningún tipo, salvo el agua que amplifica naturalmente, pero que hay que tenerlo en cuenta a la hora de diseñar el espectáculo, con ranas que croan pero en cuanto suena la música se callan, con loros que cantan durante el día en los ensayos pero a la noche duermen, bueno, una serie de factores que han contribuido que la mayoría de los artistas nos llaman ellos para decirnos que quieren trabajar con nosotros. El público también aporta lo suyo, son espectáculos en los que quien viene a verlos no tiene una ubicación fija sino que debe ir caminando por las distintas estaciones o actos que propone la obra, entonces todo esto genera una energía tan particular que hoy día me llaman los artistas para ver si pueden estar en mi obra. Así que en realidad todo se va dando, sumando aportes de los que verdaderamente quieren estar y otros que vamos contratando especialmente para cada festival.
El Festival Ópera Tigre se realiza en la isla Kaiola Blue
¿Como surgió “Los hilos de Ariadna”, la ópera que se presenta en ésta oportunidad?
Para elegir una obra, tienen que ser cosas atadas al tema, en éste caso el agua. Ahí trabajamos siempre alrededor de ideas que son clásicas que tienen que ver con que el mar es siempre alegre, el río siempre triste y el lago, misterioso. Y en función de eso vamos diseñando, al principio, sobre obras que traigan ésta temática, y luego ya creando con éstas ideas. Así nace Ariadna, en la que está la isla por el mito griego del abandono, y también con Ariadnas que existen en la literatura y en la música, entonces escucharemos en vivo a Richard Strauss, Claudio Monteverdi, Franz J. Haydn, Georg F. Handel, Bohuslav Martinu, y Darius Milhaud que tiene su ópera “Ariadna”, la más corta de la historia (dura seis minutos), con textos leídos por los artistas y así vamos armando un laberinto en el que el público sigue hilos de Ariadna, con bailes, música, actores, y buenos, si el público puede salir del laberinto, mejor, sino, será un nuevo aporte para la ópera (risas).
Volviendo, lo importante ahora es que el público ésta vez tiene la oportunidad de elegir las historias, y quedarse en alguna el tiempo que quiera. Puede quedarse con Ícaro aprendiendo a volar o ver como el Minotauro se come a las vírgenes que le traen.
Es un trabajo tremendo, porque a nivel desafío artístico implica la ejecución de distintos espectáculos a la vez. Es decir, hay una unidad temática pero que se va desarrollando en actos o estaciones, algunas de las cuales se ejecutan a la vez.
Por suerte, tenemos un público que acompaña, tan popular que incluso repite las funciones, porque no hay una que sea igual a la otra, suele venir con sillas, comida, etc. Hay algo mágico que hace que vuelva el público y los artistas. Aún tratándose de un público particular como el de Buenos Aires, acostumbrado a locaciones más tradicionales, viene con un entusiasmo increíble.”
Éste año la edición del Festival coincide con los 100 años de la Independencia Polaca, y eso tiene su lugar en el Festival.
El último concierto del Festival está basado en autores polacos, porque la idea fundamental es preparar el terreno para en diciembre de 2018 presentar una ópera completa de Stanislaw Moniuszko, que se llama Flis, de 1858, que se trata de gente que trabaja en el río. Es una ópera en un acto, de éste autor que es el autor nacional polaco, y para hacerlo la Embajada de Polonia nos apoyará en ésta producción, coincidiendo con el centenario de la independencia.
Y en el Festival también vamos a proyectar en pantalla óperas de repertorio, pero producidas en Polonia, para enseñar un poco como se producen en Polonia los títulos internacionales. La idea es mostrar un poco éstas producciones, y a los artistas polacos. Recordemos que Polonia tienen diez teatros grandes así que hay mucha producción.
¿Cómo se financia el FOT?
En verdad no recibimos ningún tipo de aporte privado de gran entidad. El Municipio de Tigre nos ayuda con los baños químicos y su transporte hasta la isla, cosa no menor, y las luces. Les estamos muy agradecidos. Después tenemos los traslados de los artistas a través de Sturla viajes, pero fuera de eso no tenemos un aporte importante, es todo de gestión propia, y las entradas, pero eso lamentablemente no cubre los gastos más importantes del festival.
Sucede también algo que excede al FOT y que es ya cultural, y es que Argentina, vista de afuera parece siempre en crisis, y eso ha generado una especie de cultura en virtud de la cual el público tiene una expectativa de gratuidad de los espectáculos, sobre todo los masivos. Yo que siempre he estado vinculado a la formación cultural, hace años tanto en Polonia como en Italia, he comprobado hasta empíricamente que eso no es así. No tiene nada que ver la gratuidad del acceso a los espectáculos con la formación de un público particular. Esa visión romántica según la cual le regalo la entrada a alguien y esa persona va a enamorarse del género no es real. La única forma de educar a un público, al menos en éste tipo de géneros, es a través de la participación. Por eso, y como nosotros, más allá de nuestra pasión, lo que hacemos es trabajar, no regalamos las entradas, aún cuando con el precio de ellas no llegamos a cubrir los gastos. Creo también que hay algo cultural ahí porque a algunas personas puede parecerles cara una entrada cuyo costo es similar a la mitad de una cena o a un traslado en taxi promedio.
Al respecto, yo he vivido y trabajado en la etapa soviética de Polonia y en la posterior transición, y allí se hacían casi doscientas funciones de ópera por año, y siempre a precios populares o accesibles, con la intención de que vaya todo el mundo, pero así se termina resintiendo también la creatividad artística, tampoco es bueno para el arte eso.
Michal Znaniecki dirigiendo en la isla Kaiola Blue
Ya que hablamos del público argentino, contanos, ¿cómo ves la ópera en el mundo y en Argentina?
Creo que la ópera en sí no está en crisis ni muerta como se pregona. Creo que la crisis y la muerte está en nosotros, digo, queremos como público una cosa muerta, un espectáculo sólido pero muerto, digo tradicional, y el público que vaya y lo aplauda. Pero por otro lado acabo de publicar mi libro sobre ópera que habla de por qué los directores renovamos la ópera, por qué renovamos las épocas, por qué elegimos otros temas para tratar, y sin embargo es un éxito impresionante en Polonia que leen los jóvenes que están ávidos de una nueva ópera. Después, otra cosa que sucede es que uno mira La Scala y allí una producción totalmente muerta funciona muy bien, pero el género no se agota ahí. Hay muchísimas otras cosas que también funcionan y muy bien. Creo que estamos en un buen momento del género a decir verdad.
Por ejemplo, también hemos hecho talleres para niños en Tigre, producciones con gente no profesional, incluso con gente que no había cantado nunca en la vida, y eso lo hicimos en Italia, y cosas similares en España, y en Alemania. Creo que la clave de es ésa, hacer participar a la gente. Mientras exista esa participación, ese feedback, nada estará muerto.
Por último, te fuiste joven de Polonia, ¿volvés seguido? ¿Donde residis habitualmente?
A Polonia voy seguido. Me fui a los 17 años a estudiar a Italia pero siempre he vuelto aunque he perdido un poco el rumbo, a casa. Antes cuando me decían donde está tu casa, les contestaba que mi casa era donde están mis libros, pero después he empezado a tener libros en todas partes, así que ahora contesto que la casa es donde me entienden, y la verdad es que donde me entienden es aquí, en Argentina. Sinceramente, es el único lugar donde la gente entiende por qué hago lo que hago, por eso vengo a buscar, a ser artista, que uno lo es en la medida que arriesga algo.
Igualmente a Polonia, como te decía, voy bastante seguido, hice tres obras en 2017, y tengo tres títulos más comprometidos para 2018. Hago uno o dos títulos también en República Checa, y en Budapest, más todo lo que suelo hacer en otros lugares. Estoy muy libre de elegir, por suerte.
Y en Argentina tengo compromisos para Marzo en el Complejo Teatral de Buenos Aires y seguramente se adelantará para Diciembre de 2018 la VI Edición del Festival de Ópera de Tigre porque en 2019 tengo compromisos en Europa.
¿Qué veremos éste año el FOT?
El festival se inaugura el 12 de enero con una función a cargo de la soprano Daniela Tabernig en la que interpretará piezas de Dvorak, Rachmaninov, Grieg, Strauss, y otros autores. Luego, tendremos como plato fuerte “Los hilos de Ariadna”, en la Isla Kaiola Blue, los días 13 y 14 de Enero, a las 21 horas. Allí veremos en el papel de distintas Ariadnas a la mezzosoprano Mariana Rewerski y a la soprano Marcelina Beucher, junto con un gran elenco de cantantes, músicos y actores. Por último, el 20 de Enero habrá una función, en coincidencia con los 100 años de la independencia polaca, a cargo de la soprano Marcelina Beucher que interpretará piezas de distintos autores polacos tales como Moniuszko, Paderewski, Szymanowski y Chopin. Todo esto se hará en la Isla.
Adicionalmente, y como parte del Festival, se proyectarán tres óperas cuya puesta estuvo a cargo de Znaniecki, que son “Los cuentos de Hoffmann” de J. Offenbach, en la producción de la ópera de Cracovia, “Turandot” de G. Puccini, en la producción de la Ópera de Poznan, y “Hagith” de K. Szymanowski, de la Ópera de Wroclaw. Esto se realiza con el apoyo de la Embajada de Polonia en Argentina y contará con una pequeña charla introductoria sobre la puesta y la ópera en sí, a cargo de distintos artistas que participaron de su producción, media hora antes de cada función.
Las proyecciones se realizarán en La Casa de las Culturas de Tigre (Gral. Bartolomé Mitre 370, Tigre), a las 21 horas, y de acuerdo al siguiente cronograma:
- Los cuentos de Hoffmann, domingo 7 de Enero
- Turandot, sábado 20 de Enero
- Hagith, viernes 26 de Enero
Se viene la quinta edición del Festival Opera Tigre Un laberinto de música y textos
“Te quedarás en la isla para siempre, o saldrás transformado”. Dice Michal Znaniecki en la vigilia de la quinta edición del Festival Ópera Tigre, uno de los más originales encuentros en torno a materias líricas y sus posibilidades, en medio de la naturaleza del Delta. La sentencia de Znaniecki revela el hálito barroco que persiste en la ópera como forma de espectáculo y tiene que ver además con que este año el festival que él mismo fundó y dirige junto a Jon Paul Laka, tendrá como momento central Los hilos de Ariadna, un laberinto hecho de músicas, textos y otros accidentes que a través de la historia delinearon la identidad de la malhadada heroína del piolín. La mirada del director polaco, una vez más, llevará la ópera más allá de la ceremonia inmóvil de la butaca y la contemplación, para trasladarla a los espacios naturales de la isla Kaiola Blue –sobre el arroyo Gelvez, a pocos metros de la intersección con el arroyo Espera–, en un espectáculo en el que el espectador de alguna manera también es protagonista. Las funciones están previstas para el 13 y 14 de enero, a las 21.
“La isla es una buena metáfora de un espacio tutelado por leyes propias, del lugar de lo imprevisible. La idea de esta Ariadna tiene que ver con eso. El público entrará en el laberinto de la isla y entre los árboles de la selva cada uno seguirá un recorrido distinto, se perderá solo. Y solo tendrá que enfrentar cada peligro hasta encontrar el propio hilo que le permita salir”, anticipa Znaniecki en conversación con PáginaI12. “En ese recorrido aparecen muchos de los personajes de una historia particularmente rica de nombres y episodios –continua el director de escena polaco–. Por ejemplo, el público deberá enfrentarse al minotauro, que puede aparecer como actor o como acróbata; o con un grupo de bailarines que buscan siete vírgenes para ofrendar en sacrificio al minotauro. O encontrase con alguna de las Ariadnas, interpretadas por la mezzosoprano Mariana Rewerski y la soprano Marcelina Beucher”.
En el laberinto aparecerán también Dédalo, su constructor, que según cuenta la leyenda tras ser encerrado junto a su hijo Ícaro construyó alas con las que ambos pudieron salir. “Si las alas le sirvieron a Dédalo y a Ícaro, podrán servir a otros, claro. Cada uno podrá probar las alas, para volar entre los árboles”, asegura Znaniecki. En la noche de Ariadna sonarán en vivo músicas de Henry Purcell, Georg Frideric Handel, Franz Joseph Haydn, Claudio Monteverdi, Richard Strauss, Bohuslav Martinu, entre otros que dedicaron páginas a la muchacha de Creta y sus congojas. “También haremos la ópera más corta de la historia, de seis minutos, compuesta por Darius Milhaud en torno a Ariadna”, continua Znaniecki y agrega: “Combinaremos esas músicas con textos leídos por actores. Textos de Nietzsche y de poetas polacos. Serán como micro escenas que el público irá encontrando en su deambular por el laberinto, con las que irá dando forma a su propio espectáculo”.
A las dos funciones de Los hilos de Ariadna, el Ópera Tigre suma dos conciertos líricos en el segmento “Bajo las estrellas”. El 12 de Enero, el festival se inaugurará con un recital de la soprano argentina Daniela Tabernig, una de las voces más interesantes de la actualidad, que hablando de agua, noche y bosque, fue protagonista de uno de los elencos de Rusalka de Antonin Dvorak en la temporada pasada del Teatro Colón. “Será un momento interesante, porque Daniela buscó un repertorio más refinado que el habitual, segura de que el público de Buenos Aires está atento a cosas fuera de lo común. Interpretará cosas poco frecuentadas de compositores como Dvorak y Rachmaninov, entre otros, que tienen que ver con el espíritu del festival”, puntualiza Znaniecki. El segundo concierto, que marcará el final de esta edición del festival, será el 20 de enero y tendrá como protagonista a la soprano polaca Marcelina Beucher. “Marcelina, una cantante que está haciendo una carrera importante desde Polonia. Es adorada por Plácido Domingo, después de ser una de las finalistas de Operalia. Ella también propondrá un repertorio que no se escucha en las temporadas corrientes en Buenos Aires. Un programa en base a compositores polacos”.
Finalmente, el ciclo “Ópera en Pantalla”, que lleva por subtítulo “Con acento polaco” y cuenta con el apoyo de la Embajada de la República de Polonia en Argentina, tendrá lugar en la Casa de las Culturas de Tigre, con entrada gratuita. La serie comenzará con la proyección de una producción de la Ópera de Cracovia de Los cuentos de Hoffman, de Jaques Offenbach, con la misma Marcelina Beucher interpretando las cuatro partes femeninas. El segundo encuentro será con Turandot, de Giacomo Puccini, en una producción realizada en Breslavia en un estadio para cuarenta mil personas durante tres noches. El ciclo culminará con Hagith, la ópera en un acto del compositor polaco Karol Szymanowsky, en la producción de la Ópera de Poznan.
Para mayor información acerca de las maneras de llegar a la isla y el precio de las entradas, se puede consultar www.sturlaviajes. tur.ar/paquete.php?c=10&p=204
/www.tigre.gov.ar/noticias/el-festival-opera-tigre-protagonista-de-la-agenda-cultural-del-municipio/
https://www.pagina12.com.ar/87050-un-laberinto-de-musica-y-textos