FESTIVAL OPERA TIGRE 2015/BUENOS AIRES

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Szekspir w królestwie papug. Festiwal Opera Tigre

Pablo Varela/Daniel Bouix/Fundacka Jutropera
Michał Znaniecki kupił bezludną wyspę u wybrzeży Argentyny i tworzy tam własny festiwal. Czy to szalona utopia jak ze słynnego filmu Wernera Herzoga czy spełnienie marzeń polskiego reżysera?

Wszystko zaczęło się właściwie pięć lat temu od rozmowy z Plácidem Domingiem. Michał Znaniecki, którego nazwisko było już dobrze znane w Hiszpanii czy we Włoszech, został poproszony o wyreżyserowanie „Cyrana de Bergeraca” w nowo otwartym gmachu operowym w Walencji. Tę mało znaną operę Franca Alfana upodobał sobie Placido Domingo, więc oczywiście miał wystąpić w tytułowej roli.

– Przeżywałem wówczas sporo rozterek, zastanawiałem się nad przyszłością – opowiada Znaniecki. – Placido powiedział wtedy do mnie: „Jedź do Buenos Aires, tam odzyskasz wiarę w sens sztuki”.

http://www.rp.pl/artykul/2,1173617-Szekspir-w-krolestwie-papug–Festiwal-Opera-Tigre.html

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Ópera. Encuentro lírico en el Delta

Comenzó el Festival Ópera Tigre, una idea innovadora y vanguardista del prestigioso regisseur polaco Michal Znaniecki

26 de enero de 2015 http://www.lanacion.com.ar/1763050-encuentro-lirico-en-el-delta

Entre los buenos recuerdos operísticos del pasado cercano, emergen invictos un Eugenio Onieguin original, maravilloso, acuático y muy bien actuado, en el Argentino de La Plata, y una Hagith colorida, fantasiosa y endiabladamente bella en el Colón. El responsable de ambas puestas fue Micha Znaniecki, un regisseur polaco de intensa y muy valorada actividad internacional que, una vez más, está en nuestro medio aunque, en esta ocasión, no sólo como director escénico de ópera sino como una especie de Fitzcarraldo redivivo. Conviene recordar que aquel personaje de la película de Werner Herzog era un operómano irlandés de pasiones desmesuradas que, quijotesco y tenaz, acomete la tarea de construir un teatro en el medio del Amazonas. Radicalmente distinto de aquel magnate del caucho del siglo XIX y en una geografía menos agreste que la de la selva amazónica aunque operísticamente virgen, Micha Znaniecki impulsa ahora, en una isla del Delta, el Festival Opera Tigre (FOT).

En un castellano fluido, Micha expone el origen de la idea. “El año pasado, me convocaron para hacer La Traviata, en Masada, en pleno desierto de Judea, a pocos kilómetros del Mar Muerto. En ese panorama árido, casi hostil, en menos de una semana, unas cincuenta mil personas acudieron para ver la ópera de Verdi. Y ahí comencé a imaginar que estos emprendimientos líricos merecen ser repetidos en lugares no habituales, pero que tengan algún tipo de atractivo.”

Así fue como a este visitante asiduo de la Argentina se le ocurrió que una isla del Tigre podría ser ese lugar tan buscado. “No fue sencillo encontrar un sitio amplio y apropiado para desarrollar este tipo de proyecto y que, además, fuera cercano al embarcadero de la ciudad. Pero lo descubrimos y ahí está, ahora, Kaiola Blue, en el arroyo Gélvez, a unos quince minutos de viaje en lancha”.

Como un anticipo a la gran función, la primera edición del festival se abrió ayer con un recital de Ewa Biegas y dos funciones de una misma ópera que tendrán lugar el miércoles y el jueves. “El concierto que ofreció Ewa estuvo centrado en arias y canciones que refieren al agua y a la selva y, en realidad, todo el festival, desde este mismo inicio, siempre estará centrado en recitales y óperas que tengan que ver con esos dos elementos tan esenciales al Tigre, el agua y la vegetación espesa y abundante”.

El punto central del festival serán las dos funciones de El hada reina, de Henry Purcell, el miércoles 28 y el jueves 29. Le observamos que, en realidad, The fairy queen no es una ópera sino un masque y explica que ésa es la principal razón por la cual la eligió: “El libreto original está basado, libremente, en Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, que incluye canto, actuación y números de danza. Su dramaturgia tan especial permite salir del esquema propio de una ópera y yo quería exactamente eso para el FOT. Libertad para salir a explorar ideas y atraer tanto al público amante de la ópera como aquel que quiera aventurarse en una experiencia nueva y diferente. En nuestra Reina de las hadas hay sátira, danza, teatro barroco y, por supuesto, mucha música y mucho canto. Es un espectáculo nada convencional que no estará quieto en un escenario sino que se irá moviendo con diferentes tipos de propuestas a lo largo de veinte estaciones desde el mismo muelle donde los artistas le darán la bienvenida al público. Desde la primera escena y hasta la última, la acción se irá desplazando por los lugares y momentos que el libreto impone. Teseo, Oberón, Puck, las hadas y el público, todos juntos, irán recorriendo y construyendo el espectáculo”.

A no desesperar, junto a los artistas y el público no irán circulando también los temidos mosquitos tigrenses porque Kaiola Blues ha sido metódicamente fumigado. No sólo eso, también se podrán encontrar por el camino puestos para abastecerse de bebidas y algunos alimentos también. Los horarios serán cumplidos a rajatablas ya que se podrá llegar y volver no sólo con las lanchas especialmente dispuestas para ese fin sino también con los habituales servicios de línea.

Micha Znaniecki es optimista y piensa en el futuro: “En cada edición del Festival iremos avanzando cincuenta años. En 2016, por lo tanto, llegaremos al barroco tardío. Según nuestros cálculos, si todo marcha ordenadamente, estaremos con Puccini en 2020. Muchos artistas argentinos están interesados en la idea. Virginia Tola, Verónica Cangemi, por ejemplo, ya han manifestado sus deseos de participar en las próximas ediciones”. Además, está convencido de que los porteños se sumarán a los isleños para estar en el FOT. “El de Buenos Aires, en general, es un público culto, curioso y dinámico. Yo confío en que, rápidamente, dejará de pensar en el Tigre como algo incómodo o lejano. Hay buena comunicación y nosotros aportaremos las soluciones necesarias”. Y arriesga un vaticinio: “El FOT será un panorama habitual del verano de Buenos Aires”.Pablo Kohan

DOMINGO, 25 DE ENERO DE 2015

MUSICA › MICHAL ZNANIECKI Y LAS PROPUESTAS DEL FESTIVAL OPERA TIGRE, QUE COMIENZA HOY

“Dimensiones nuevas para algo antiguo”

El director de escena adaptó La reina de las hadas para el contexto de islas, agua y árboles del Delta. “La ópera parece ser una especie de jaula dorada, con límites intocables, Pero el teatro comenzó como ritual, sobre la tierra. Y la ópera es teatro”, dice.

Nacida como laboratorio de lo maravilloso, a lo largo de sus cuatro siglos y pico de tradición la ópera concentró sus sentidos en el cuidadosamente delimitado espacio de los teatros. La maquinaria del asombro y el artificio hizo cantar a las más variadas formas de la vida y la muerte debajo de imprevisibles tramoyas, sobre tablas asomadas al golfo místico de los instrumentos, ante plateas ordenadas por la escala de sociedades poco adeptas a los movimientos. Sin embargo, en las últimas décadas el protocolo formal y expresivo de la ópera supo ir más allá y hacer de lo real y sus circunstancias su propio teatro. Hoy comienza el Festival Opera Tigre, un evento que en su primera edición busca conjugar el espíritu popular de los eventos en espacios abiertos con la intimidad de la puesta teatral. “La ópera nació en un edificio y acá sólo tenemos agua y árboles, no hay una sala”, explica Michal Znaniecki, director de escena y, junto a Jon Paul Laka, artífice de la manifestación que culminará el miércoles y el jueves con la puesta al aire libre, en una isla del Tigre, de La reina de las hadas, un espectáculo con música de Henry Purcell sobre textos de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. “El teatro a la italiana, con su ordenamiento y sus características arquitectónicas, fue una manera de establecer una relación entre escena y público y en ese sentido marcó conductas en ambas partes”, continua Znaniecki. “Pero mucho antes que eso, el teatro comenzó como ritual, sobre la tierra. Y la ópera es teatro, no me canso de repetirlo.”

El festival dará su primer paso hoy a las 12.45 en Kaiola Blue, en el arroyo Gélvez, con un recital de la soprano polaca Ewa Biegas. Ninfas, hadas y sirenas es el nombre del programa que atravesará estilos, épocas y compositores con el rasgo común del agua y el bosque. La entrada es libre y gratuita y está previsto un servicio de traslado náutico de ida y vuelta a $100 –menores $20– que saldrá de la Estación Fluvial de Tigre a las 12 para regresar a las 14, después del concierto. La reina de las hadas se pondrá en escena el miércoles y el jueves, a las 20, en el mismo lugar y está previsto un servicio de traslado con entrada incluida a las 19 desde la Estación Fluvial de Tigre, con regreso a las 23. El precio es de $350, mayores de 65 años $250 y menores $20. Quienes no necesiten el transporte pagarán la entrada a $250. Los isleños que acrediten su domicilio tendrán una tarifa de $110.

Znaniecki ha firmado más de 150 puestas colaborando con teatros de ópera y festivales en Francia, Italia, Irlanda, Polonia, Alemania, España, Brasil, Argentina, Cuba, Bélgica, Israel, Hungría y Rusia. Particularmente experimentado en escenarios naturales, desde hace varios años realiza régies de óperas tradicionales sobre el río Oder en Breslavia –ciudad que en 2016 será Capital Europea de la Cultura– y en junio pasado su puesta en escena de La Traviata en el desierto de Masada reunió a casi 10.000 personas. “Se trata de buscar dimensiones nuevas para un espectáculo antiguo”, explica Znaniecki. “La ópera parece ser una especie de jaula dorada, con límites intocables, pero mi fuerza es no pensar la ópera como ópera en el sentido tradicional, sino como evento. En este sentido La reina de las hadas no es precisamente The Fairy Queen, la ópera de Henry Purcell. Es más bien un espectáculo que utiliza la música de Purcell y la prosa de Shakespeare, pero la dramaturgia se concede algunas libertades en función de las posibilidades que da una puesta escénica de este tipo.”

–¿Por qué eligió esta obra para un ámbito de agua y árboles?

–Hay algunas condiciones que consideramos importantes para marcar la identidad de este festival. La primera es que pensamos hacer cada año óperas que tengan que ver con el agua y la selva que es lo que acá tenemos, utilizar ese espacio y su geografía en función de cada puesta. También queremos ofrecer variedad: empezamos con una obra del Barroco, pero en cada edición avanzaremos en el tiempo unos 50 años para llegar a otros repertorios, incluso hasta nuestros días.

La versión de Znaniecki de La reina de las hadas cuenta con cantantes argentinos, como las sopranos Oriana Favaro y Ana Moraitis, el tenor Pablo Cameselle, el barítono Juan Feico, el bajo Gustavo Vita, además de la soprano polaca Ewa Biegas, conocida para el público del Colón, donde en 2012 interpretó Hagith, de Karol Szymanowski, con la régie del mismo Znaniecki. “La idea es contar con cantantes argentinos especializados en este tipo de repertorio –asegura Znaniecki–, en este caso pudimos repatriar a Pablo Cameselle, que vive en Viena, y gracias a la Embajada de Polonia contar también con Ewa Biegas. La misma idea tuvimos para la orquesta, que pensábamos formar con instrumentistas especializados en el repertorio barroco, con instrumentos originales. Pero después de dos minutos nos dimos cuenta de los problemas de afinación que provocaba la elevada humedad de la isla y decidimos dar otro salto: hacer una versión que también nos permita desplazarnos por el terreno. Fue entonces que de Jon Paul Laka y Pablo Mainetti arreglaron la música para un quinteto bandoneón, acordeón, guitarra, flauta y violín.”

–¿Cómo quedó Purcell después de esos cambios?

–La música de Purcell usaba poco de Sueño de una noche de verano. Agrega intermedios, parodias e incluso otros personajes. Tratamos de conjugar eso en una dramaturgia propia, en la que le dimos arias a cada uno de los personajes de Shakespeare, como para trazar una línea argumental y una dinámica para un espectáculo que se desplaza por diez lugares de la isla: comienza en el muelle con la llegada de Teseo en barcos para la boda con Hipólita, después pasa por una piscina donde viven las hadas y se va a la selva donde están Oberón y Titania. El público podrá seguir el desarrollo de la obra cómodamente, sin peligro alguno, por un camino de decks montamos especialmente.

Agata Trzebuchowska: “Jamás pensé en ser la protagonista de una película”

La actriz revelación de Ida, la gran rival de Relatos salvajes en la carrera por el Oscar, pasó las fiestas en nuestro país

4 de enero de 2015 Marcelo StiletanoLA NACION1

Yo hablo español, pero poquito.

-¿No te gustaría entonces hacer la nota en inglés?

-No. Prefiero conversar en español. Para practicar.

-¿Dónde lo aprendiste?

-En Internet.

-¿Y cómo fue eso? Debés tener una tremenda facilidad para los idiomas.

-Antes de llegar aquí estuve en Panamá. Y hablé mucho con la gente. Fue una práctica muy buena. Por eso ahora hablo mucho mejor.

-¿Estas ganas tuyas de hablar en español nacieron de algún interés personal o profesional?

-Me gusta mucho América latina. México, Panamá, Costa Rica y ahora también la Argentina. Saber español es muy importante. Una vez que lo aprendes puedes comunicarte con casi todo el mundo.

-¿Y qué otros idiomas hablás, además de tu lengua nativa?

-Inglés y un poquito de italiano. Pero vamos a conversar en español. ¿Te parece bien? Seguro que gracias a esta charla lo voy a mejorar todavía más.

Así comenzó la conversación en el corazón de Buenos Aires con Agata Trzebuchowska, la dueña de una de las caras más luminosas, transparentes y expresivas entregadas por el cine en los últimos tiempos. En la charla, su jovencísimo rostro limpio de maquillaje tiene la misma mirada curiosa y abierta al mundo de su inolvidable personaje en Ida, la película polaca que no deja de cosechar reconocimientos en todo el mundo. De hecho, acaba de ganar en Riga el premio a la mejor película europea de 2014.

Ese galardón es apenas una muestra de la extraordinaria cosecha de reconocimientos que llevó al film de Pawel Pawlikowski (estrenado en junio último en la Argentina) a convertirse hoy en la gran rival de Relatos salvajes, así como en la favorita de la crítica internacional en la carrera por el Oscar a la mejor película extranjera. Las dos pasaron el primer filtro de la Academia de Hollywood e integran la lista de nueve semifinalistas de la que saldrán los cinco nominados finales al codiciado galardón. El anuncio (al igual que el resto de las candidaturas del Oscar) se conocerá el jueves 15.

Luego de pasar (como relató al comienzo) un tiempo en Panamá junto con su novio, participando de un proyecto de agricultura sustentable en una reserva indígena, Trzebuchowska aceptó la invitación de su coterráneo Michal Znaniecki para pasar las Fiestas en Buenos Aires. Más precisamente en el Delta, donde Znaniecki (un talentoso, prolífico y original régisseur de ópera reconocido en todo el mundo, conocido también por sus puestas en el Teatro Colón) tiene una casa y prepara en estos días junto al músico y gestor cultural vasco Jon Paul Laka un gran encuentro lírico, el Festival Ópera Tigre. “Mi presencia aquí es completamente personal. Michal es parte lejana de la familia de mi novio y vine a conocer lo que está preparando en el Tigre”, explica Trzebuchowska.

-Entonces, no estás aquí para que la gente conozca de alguna manera a la protagonista de la película polaca más importante de los últimos tiempos y una de las más reconocidas en el mundo actual del cine de arte.

-Para mí este viaje es toda una aventura. Entiendo lo que dices, pero yo no tengo ninguna experiencia como actriz. Jamás la tuve. Ni en teatro ni en cine. Cuando era niña tomé algunas clases, pero era sólo un juego, nada serio. Jamás pensé en ser la protagonista de una película.

-¿Y cómo llegaste a Ida?

-La historia es muy divertida. No hice ningún casting o audición para lograr el papel protagónico. Estaba en una cafetería de Varsovia y una directora, amiga de Pawel, me vio y me tomó una fotografía. Más tarde Pawel me llamó, tuvimos una charla y me pidió que hiciera una prueba de cámara. Ése fue el comienzo.

-¿Cómo reaccionaste frente a semejante ofrecimiento?

-Todo fue tan increíble que no tuve tiempo para pensarlo. Quise probar cuáles eran mis fuerzas y ver hasta dónde podía llegar. Tenía a mi favor que ya conocía la obra de Pawlikowski y me habían gustado mucho sus películas, especialmente Mi verano de amor. Tuve un poco de miedo, no lo voy a negar, y la experiencia me provocó una gran tensión. Además, tuve que dejar por un tiempo mis estudios.

-¿Qué estudiás?

-Una especialización en antropología cultural en la Facultad de Humanidades de Varsovia.

-¿Qué te pidió Pawlikowski durante el rodaje?

-Que fuese natural. Pawel sabía que iba a trabajar con una actriz no profesional y estoy seguro de que conocía todas las consecuencias de esa decisión. Conmigo trabajó de manera diferente que con los demás. No pensó en mí como actriz. Por eso nuestra relación fue muy tranquila y de gran confianza. Me dio mucho espacio.

-Tu personaje es una novicia que creció huérfana en un convento católico y descubre un secreto sobre su pasado a partir de la aparición de un inesperado vínculo familiar. Toda la historia más cruenta de Polonia desde 1945 está presente en el relato. ¿Conocías estos hechos?

-Anna es un personaje muy enigmático y de una gran fuerza interior. El contexto histórico y político y el conflicto entre polacos y judíos son muy importantes en la trama. Pero creo que Pawel quiso hacer de Ida una historia universal sobre todo a partir del vínculo entre Anna y su tía. Ellas viven en la película una relación dura, bella, íntima e irrepetible.

-¿Qué significó para vos ese personaje?

-Fue una experiencia única, y muy diferente a la mayoría del cine que conozco. Es una película narrada desde un tiempo mágico, un poco parecida a las obras que se hacían en los años 60. Fue una aventura muy grande en mi vida. Sobre todo porque no estoy segura de seguir siendo actriz. A veces siento que este mundo no es para mí.

-¿Recibiste algún ofrecimiento para actuar en cine después de Ida?

-Varios. Sobre todo de Estados Unidos.

-Es una gran tentación para tu futuro.

-Fue así, pero hoy no es algo tan importante para mí. Lo que más me interesa hoy es la dirección.

-¿Qué directores admirás?

-Mi preferido es Michael Haneke. Sus películas son fuertes y poderosas. Y me gusta su perfeccionismo.

-¿Sabías que La cinta blanca, de Haneke, perdió en 2010 el Oscar con la película argentina El secreto de sus ojos?

-Sí. El secreto de sus ojos es una de las películas argentinas que mejor conozco. También me gustó mucho La mujer sin cabeza. Y vi la nueva de Szifron, Relatos salvajes.

-Que está en carrera por el Oscar junto con Ida.

-Es cierto. Pero jamás pensé mientras hacía Ida que la película iba a tener este éxito internacional y tantos premios. Me alegra mucho por supuesto, pero los premios no son tan importantes para mí. Lo único que lamento es que en Polonia el público no se haya interesado mucho en la película, a diferencia de lo que ocurrió en Francia, Italia y los Estados Unidos. Recién ahora está apareciendo algo de interés, desde que nominaron a Ida al Oscar. Se habla mucho de la película en las revistas y en la televisión.

-¿Por qué tanto rechazo? ¿Será por la resistencia a aceptar algunos hechos vergonzantes del pasado?

-Puede ser. La película toca una fibra muy sensible en la sociedad polaca. Habla de hechos muy malos de nuestra historia, las cosas que los polacos les hicieron a los judíos. Todavía hay gente que se resiste a aceptar que pasaron cosas muy crueles. Y además nos falta una cultura de debate.

-¿Considerás a Ida una película religiosa?

-Puede ser. Lo espiritual es muy visible en la historia, pero no sólo porque la protagonista sea una monja. Lo más espiritual es la relación entre Anna y su tía, una persona de vida tan dura que jamás se animará a decir “te quiero”.

-El final es extraordinario. Uno no sabe qué decisión tomará el personaje.

-El final es lo mejor de la película, por todo lo que sugiere. Lo más importante no es la decisión, sino la certeza de que finalmente ella eligió su camino. Es una demostración de madurez. Ella puede decidir lo que quiera en su vida.

-En ese sentido, tu vida real se parece mucho a la película. En este momento tiene un final abierto.

-Claro que sí. Muy abierto.Marcelo Stiletano